12/10/2024 | Actividades | Novena
Novena Santa Margarita María de Alacoque - día 6
Al entrar en el convento de la Visitación, Margarita continuó su camino de mortificación, eligiendo lo que era más repugnante para su naturaleza.
La mortificación en la vida de Santa Margarita María de Alacoque es un aspecto fundamental que refleja su profundo amor por Dios y su deseo de unirse a los sufrimientos de Cristo. Desde su infancia, Margarita mostró una inclinación hacia la penitencia, practicando severas mortificaciones en secreto, incluso antes de ingresar al convento. Su dedicación a la mortificación fue tan intensa que, tras su primera comunión, se sometió a privaciones que la llevaron a una parálisis de cuatro años, de la cual fue sanada al hacer un voto de consagrarse a la vida religiosa.
Al entrar en el convento de la Visitación, Margarita continuó su camino de mortificación, eligiendo lo que era más repugnante para su naturaleza. Esta elección no solo fue un acto de obediencia, sino también un medio para purificarse y acercarse a Dios. A pesar de su delicada salud, su vida estuvo marcada por un sufrimiento inconcebible, que a menudo fue aliviado por la intervención divina.
Margarita María recibió visiones de Cristo, quien le reveló su Sagrado Corazón y la invitó a compartir en su sufrimiento. En una de estas revelaciones, Cristo le mostró su tristeza por la ingratitud de la humanidad, lo que llevó a Margarita a ofrecer sus propias penurias como un acto de reparación por los pecados del mundo. Esta práctica de mortificación no solo fue personal, sino que se convirtió en un llamado a la comunidad para que también se unieran a la devoción al Sagrado Corazón, promoviendo la idea de la expiación y la reparación.
La mortificación de Santa Margarita no se limitó a la privación física; también incluyó un profundo sentido de humildad y obediencia. A pesar de las críticas y la oposición que enfrentó, su perseverancia en la mortificación y su amor por el sufrimiento se convirtieron en un testimonio de su fe y su compromiso con la misión que Dios le había encomendado.
En resumen, la vida de Santa Margarita María de Alacoque es un ejemplo poderoso de cómo la mortificación, vivida con amor y entrega, puede ser un camino hacia la santidad y una forma de unirse a los sufrimientos de Cristo, transformando el dolor en un acto de amor y reparación por la humanidad. Su legado continúa inspirando a los fieles a abrazar la mortificación como un medio de acercarse a Dios y vivir en su amor.